sábado, 29 de octubre de 2011

Cañas Dulces

Cañas Dulces (del griego Κάλαμοι Kαραμελών) es una de las islas de la costa dálmatas que se encuentra en el continente Saborcito, al sur de la isla Conamarga y en el Océano Sinsabor.
Su clima es templado y tiene mucha vegetación porque suele haber bastantes precipitaciones. En Cañas Dulces abundan las playas, que son casi todas solanas ya que les pega el sol todo el día, aunque también contiene umbrías.
Cañas Dulces cuenta con otra atracción para hacer turismo aventura y es que posee montañas, como el Monte Chupetín (1,900 m); mesetas, entre otras Chicle Chiclón; altiplanos y sierras.
Debido a que es una isla tiene una cantidad abundante de puertos, desde los cuales se realizan las actividades comerciales más importantes de su economía: la isla es exportadora de productos de la región.
En Cañas Dulces se encuentran las Cataratas de la Miel: se llaman así porque el agua es de las más dulces que existen en todo el mundo.
El nombre de la isla se  debe a dos motivos: por un lado, posee el lago y las cataratas más grandes del mundo y estas, aunque no parezcan, son la fuente de agua dulce más importante del planeta Tierra. Cañas Dulces la embotella y la exporta. Y, por otro lado, debe su nombre a que en la antigüedad la pesca no se realizaba con barcos gigantes y redes, sino con las típicas cañas de pescar.
Aquellas personas a las que les gusten los festejos pueden ir al Pueblo Pesca Caramelo: allí se celebran todo tipo de fiestas locales desde la Chin Chabor hasta la Chon Gustón. En la primera no se come por un día entero, pero eso sí, se toma diez litros de agua sagrada por persona, se podría decir que es un día de purificación. Mientras que en la Chon Gustón, sucede todo lo contrario: es el día en el que cada uno puede comer lo que quiera sin importar las grasas o calorías, por eso estas dos fiestas se celebran un día tras otro ya que el 19 de Diciembre es la Chon Gustón y el 20 es la de Chin Chabor. El origen de estas fiestas se debe a que el 19 de diciembre cumplía años la primera gobernadora de la isla y a ella le encantaba comer a más no poder, entonces en conmemoración a su cumpleaños se realizó esta festividad. Era necesario que se hiciera un día de purificación porque la gente quedaba en muy mal estado después de la fiesta Chon Gustón.
Se calcula, ya que nunca se hicieron encuestas, que hay diez mil habitantes. Las personas que viven allí suelen ser muy amorosas, amistosas, cariñosas. También muchas de ellas tienen un peso excesivo porque su base de alimentación son los postres, por lo tanto se están haciendo modificaciones en los menúes de los restaurantes para que la comida sea dulce y a la vez dietética (como por ejemplo los jugos totalmente naturales, los postres con edulcorantes y sin conservantes).
Como se habrán dado cuenta, Cañas Dulces es un lugar muy turístico, donde predominan los espacios para los viajeros; además hay lugares tanto para el que quiere estar tranquilo como para aquel que prefiere la aventura. 

El Misterio del Señor Burdick

 La primera vez que vi los dibujos de este libro  fue hace un año en la casa de un hombre llamado Peter Wenders. Aunque el señor Wenders ahora está jubilado en otro tiempo trabajó para un editor de libros para niños, seleccionando las historias y las imágenes que luego se convertirían en libros.
Hace treinta años llegó un señor a la oficina de Peter Wenders, presentándose con el nombre de Harris Burdick. El señor Burdick le contó que había escrito catorce cuentos y dibujado muchas ilustraciones para cada uno de ellos. Había llevado un solo dibujo de cada cuento, para ver si a Wenders le gustaba su trabajo.
Peter Wenders quedó fascinado con las ilustraciones. Dijo a Burdick que le gustaría leer los cuentos lo antes posibles. El artista quedó en llevárselos al día siguiente por la mañana y dejó los catorce dibujos con Wenders. Sin embargo, no regresó al día siguiente ni el día después de ese. Nunca más se volvió a oír de Harris Burdick. A lo largo de los años Wenders trató de averiguar quién era Burdick y qué le había sucedido. Después de mucha espera, descubrió, por fin, un dato sustancial: la dirección de Harris Burdick. No dudó un segundo. Se arregló rápidamente y partió hacia la casa del extraño hombre.
Apenas llegó pudo ver que estaba en perfectas condiciones.  Masculló su nombre un par de veces. Pero solo obtuvo de respuesta el gorgoteo de una canilla abierta. Revisó todas las habitaciones, hasta que en la última pudo observar que sobre un escritorio había un boceto de un dibujo en el cual se encontraba el mar, vacío, frío y sin un destino. Alrededor del diseño se encontraban un par de lentes, una taza con café que estaba templado y un lápiz. Wenders no consiguió las respuestas que hubiese querido obtener.
Luego de una semana, el editor decidió volver a la casa del Señor Burdick, las preguntas lo carcomían, eran las cuatro en punto y Wenders se aproximó hasta allí. Estaba parado en la puerta, no se oía nada, ni a nadie, solo su respiración incesante. Determinó que debía entrar, la vivienda se encontraba en las mismas condiciones que la semana anterior, ¿acaso esto era una broma de mal gusto? ¿Burdick andaría en algo extraño? Sin más preámbulos, subió las escaleras y se encontró con la misma imagen de la otra vez sobre el escritorio, rodeada por un par de lentes, una taza y un lápiz. Pero en ese instante Wenders encontró una diferencia: el dibujo, algo había cambiado. Era… Ahora se veían las vías  de un tren sobre el agua. Parpadeó una y otra vez y observó que cada vez que cerraba los ojos algo nuevo aparecía… ¿Una zorra sobre las vías del tren? Sí, pero ¿acaso eso era impulsada por una vela? Las preguntas no se detenían, el señor Wenders no lo podía creer, se acercó al dibujo para corroborar la existencia de algo muy extraño. Ahora veía algunas personas tripulando la zorra y una de ellas era muy parecida a Harris Burdick. Entonces, algo insólito sucedió. Sintió cómo una fuerza superior lo arrastraba. Cerró los ojos. Una sensación de vacío, de frío invadió su cuerpo y el agua lo recorrió completamente, sus manos mojadas dejaron de sacudirse y  en un instante la respiración de Peter Wenders cesó.
Nada se supo después de Peter Wenders. Las imágenes del señor Burdick permanecieron solitarias, sin una historia que las contuviera, a la espera de alguien que las pudiese contar. 

Aliteraciones

Paula Perchal

Papá:
Perdón, pasé para poder pintar pisos, pero parecía precario para principiar. Pretendí pintarlos púrpura, pero parecía poco pintoresco.
Para preparar pinturas primero pasé por “Pinturería Pablito”, pero púrpura poseían poco.
Pensé pasar por “Pinta, Pinta” pero por problemas personales pasé por Parque Patricios.

                                                                                     Paula